lunes, 17 de junio de 2013

PLURALIDAD CULTURAL Y COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA




El tema de la diversidad cultural y la pluralidad comunicativa en la que la información y comunicación se encuentran como centro en el análisis que realiza Gumuccio Dragon. Vivimos un mundo en el que la realidad ha sido institucionalizada por las grandes empresas y legitimada de acuerdo a la óptica de los medios masivos. La realidad institucionalizada se refuerza en la tendencia del ser humano a habituarse, a crear hábitos (de comportamiento y de consumo. Asimismo la libertad de expresión o de información sufre una confusión (parametrada en libertad de prensa) o negación deliberada respecto al derecho a la comunicación; suele ocurrir con los periodistas empíricos.


Es lamentable observar el panorama actual donde el control mayor los medios masivos comerciales en escala mundial, traen abajo espacios amplios de comunicación participativa, un dialogo vertical. Los medios de masivos; dejaron de ser medios para el desarrollo de la sociedad y es esa sociedad un medio para acrecentar su poder, pues su  intervención permiten que quienes vean o escuchen puedan recrear un mundo audio- visual, ante ello Gamuccio señala que la realidad ficcionada es re-escrita por las grandes empresas y legitimada de acuerdo  a su visión capitalista (hegemonía); por ello son considerados como verdaderos latifundios mediáticos pues tienen el control social pues recrean y reproducen un orden cultural mediatizado; en el que se de-constituyen y de-construyen los fenómenos sociales, perpetuando así distorsiones de la cultura dominante. En la Conferencia General de la UNESCO se tomó acuerdos que permitían el reconocimiento de la diversidad cultural que algunos consideraban un peligro o por lo menos un freno para el crecimiento económico, asimismo a finales de los 70”s se implementa una comisión internacional de16 miembros presidida por Sean MacBride para analizar la situación de la comunicación y de la información a nivel mundial, revelando desajustes y desequilibrios en los flujos de información y en la concentración de medios en pocas manos, que dejaba a la mayor parte de los países del Tercer Mundo sin voz en la convención. Asimismo la UNESCO es uno de los organismos que se plantea como objetivo hacer el balance sobre todo lo que se dice, piensa y hace en nombre de la diversidad cultural, así como identificar las condiciones necesarias para que la diversidad se vuelva una ventaja y no una amenaza, una fuente de renovación para las políticas públicas al servicio del desarrollo, de la cohesión y de la paz. La diversidad cultural – más compleja de lo que generalmente se supone – no se limita al ámbito  cultural, y debe ser considerada en términos de diálogo y dinámica en relación con los nuevos retos que puede crear para las lenguas, los sistemas de educación, los medios de comunicación y el mundo empresarial.

Por otro lado la existencia de una gran  variedad de culturas, puede resultar un problema ya que determina la diversificación respecto a los cambios en la perspectiva ideológica o políticas, expresiones culturales y democratización de la comunicación, pero es justamente la diversidad cultural la que ayuda a las personas a adaptarse a la variación del entorno. José Insa Alba, en su artículo “La problemática de la diversidad cultural” menciona al multiculturalismo como una opción ya que hoy en día, la mayoría de las sociedades deben conjugar las demandas de unidad y de diversidad de maneras concretas y cotidianas y con independencia de que las semejanzas y las diferencias procedan del género, las creencias religiosas, las tradiciones, etc. A falta de unidad, se disgregan y no pueden adoptar y aplicar colectivamente decisiones vinculantes ni suscitar un espíritu de comunidad.1 Así podemos afirmar que diversidad, no sólo es ineludible, sino además un factor positivo y contribuye al bienestar colectivo. A dicho análisis se suma el Nuevo Orden Internacional de la Información (NOMIC)  que traducido en otros términos es relativo a decir una sociedad de información, pactada en un orden dominante (medios hegemónicos). 

La comunicación como un bien público, y como tal debe ser dada para todos extendida al sector comunitario y de vocación social y deja de ser una lacerante utopía puesto que la incapacidad  o timidez de los estados de hacer frente de manera eficiente a la hegemonía de los medios masivos es que se han creado observatorios de medios  para vigilar desde la sociedad civil el comportamiento de los medios masivos mediante informes. Por otro lado también surgen discrepancias en torno a la falta de distinción entre el acceso y la participación en el proceso comunicacional; consecuencia natural del dialogo horizontal.

Karina M. Herrera Miller analiza el derecho a la comunicación y la información, tomándolo como dupla, va más allá de la libertad de pensamiento y opinión que supone el poder emitir, sin restricción de ningún tipo, las producciones individuales generadas por percepciones específicas sobre el entorno social o natural. La primera sugiere más bien un proceso subjetivo, aunque se reconozca asimismo la interacción entre el sujeto y su situación objetiva en la realidad para que se produzca (..). En tanto la libertad de opinión se manifiesta en su condición de reunión e intercambio de sentidos entre  sujetos con un distintivo punto de vista acerca de los hechos de la realidad2

Pero que es lo que determina que una interacción sea horizontal? Pues en ello es determinante que entre las culturas se fortalezcan  procesos de comunicación, dicho esto se da pie a que la cultura debe ser comunicada y comunicante, participativa y democrática. De tal manera que el intercambio en el marco de la pluralidad sea equilibrado y el dialogo favorezca a ambas. Entiéndase aquí que comunicar esta enrolada en la acepción de compartir, crear comunidad y de participar; dando como resultado los intercambios sociales, que nos solo permiten construcciones culturales, sino la construcción colectiva de la democracia.

Luis Ramiro Beltrán en su artículo la comunicación para el desarrollo en Latinoamérica: un recuento de medio siglo; manifiesta que “La comunicación alternativa para el desarrollo democrático es la expansión y el equilibro en el acceso de la gente al proceso de  comunicación y en su participación en el mismo empleando los medios masivos, interpersonales y mixtos – para asegurar, además del avance tecnológico y del bienestar material, la justicia social, la libertad para todos y el gobierno de la mayoría”.3

Analizar  la comunicación desde la óptica intercultural; permitirá demostrar la necesidad de promover la diversidad lingüística en los medios, el desarrollo de medios comunitarios, dar un giro al uso de la información como forma mercantilista, el fortalecimiento de la identidad cultural. Asimismo la independencia y autosuficiencia tecnológica que otorgue a los comunicadores la autonomía para recuperar la comunicación como un bien público desde una perspectiva de derechos humanos teniendo respecto por las distintas condiciones, capacidades, aperturas al dialogo, fortalecimiento de la identidad y mejoras en las opciones de vida. La comunicación es uno de los temas decisivos para la presente década y para el futuro de la humanidad (Ramiro Beltrán).

La libertad cultural debe ser adoptada como uno más de los derechos humanos básicos y como un requisito para conseguir el desarrollo de las cada vez más diversas sociedades del siglo XXI para que el conocimiento y la información sean útiles, deben ser comunicados eficazmente a las personas y permitiéndoles su generación de capacidades. Por otro lado no debemos olvidar que urgen nuevas plataformas comunicacionales en los que medios estén al servicio de las necesidades de la población, ello está referido en función a la creación de escenarios participativos, comunitarios o como se le quiera denominar; por tanto se revela el devenir sociedad emergente, que permitirán el fortalecimiento de la identidad y la diversidad cultural, pero que sobre todo generaran ciudadanos libres y participativos, críticos y reflexivos.

1. José Ramón Insa Alba . La problemática de la diversidad cultural  http://red.pucp.edu.pe/ridei/wp-content/uploads/biblioteca/100613.pdf


3.  Luis Ramiro Beltrán en su artículo la comunicación para el desarrollo en Latinoamérica: un recuento de medio siglo http://www.infoamerica.org/teoria_textos/lrb_com_desarrollo.pdf


Modernidad, postmodernidad, modernidades. Discursos sobre la crisis y la diferencia


Barbero realiza un estudio sobre la concepción del mundo de la cultura en América Latina (lo tradicional, lo moderno, lo culto, lo popular y lo masivo), además de mostrar la relación que se establece con los mecanismos modernos como es el caso de los medios de comunicación, “que parecían dedicados a sustituir el arte culto y el folclor, ahora los difunden masivamente”. Asimismo reconsidera el concepto de modernidad y la necesidad de formular estrategias que modifiquen una memoria histórica que dé cuenta adecuada de profundos cambios sociales; lo que este articulo pone en juego no son sólo nuevos objetos y nuevas estrategias de investigación, sino nuevos modos de concebir y plantear las luchas que se producen entre la cultura y el poder, entre lógica del mercado y producción simbólica, entre modernización y democratización.

América latina tiene una larga experiencia en cuanto vivenciaban una experiencia de instrumentalización, de modernización, cuya racionalidad era incompatible a su razón histórica, por ello se legitimó la voracidad del capital de la implantación de una economía. Se habla de una modernización económica y tecnológica de manera que no imposibilite o suplante la modernidad cultural. De allí deviene la “resistencia” de sus tradiciones y la contemporaneidad de sus “atrasos”, las contradicciones de su modernización y las ambigüedades de su desarrollo, lo temprano de su modernismo y lo tardío y heterogéneo de su modernidad.

En el siglo XIX se experimentaba la modernidad, conforme se asumía la nueva “experiencia”, la conexión entre cultura y vida, a la vez que se luchaba con las ambigüedades y contradicciones; ya en el siglo XX se derroco los valores y las tradiciones. La convulsión de los órdenes y de las instituciones sociales desde principios del siglo XX, acentuada tras la Segunda Guerra Mundial, ha producido una creciente penetración de significados de la modernidad en el tejido social de América Latina y se veía a esta como proceso económico y como movimiento cultural, entre modernización y modernismo. Al tiempo que la economía rompe por entero sus lazos con el periodo pre-capitalista, es así como el proceso irrumpe posibilitando la produccion y el consumo de masa ya no solo en Estados Unidos sino en Europa en donde las vanguardias comenzaron a ser resultado del mercado. Con esto también surge la idea del progreso ilimitado, es decir que el hombre, a través de la tecnología jamás agotaría las posibilidades de progresar e ir creando cosas infinitamente.

 La modernización sería un proceso histórico, mientras que la modernidad es una aspiración de valores que regulen tanto la vida social, cultural e intelectual de una sociedad. Esto, en parte tiene que ver con el desencantamiento del mundo y con la pérdida de protagonismo de la religiosidad. Esto no ha ocurrido del todo en América Latina: la modernidad no ha estado sujeta a un proceso de racionalización de la vida cultural, sí en cambio ha habido una racionalización económica, técnica, entendida como modernización. 

Jean François Lyotard en su artículo Reescribir la modernidad1, menciona que la postmodernidad no es una nueva edad, sino la reescritura de algunos de los rasgos de que se reclama la modernidad, y ante todo de su pretensión de fundar su legitimidad en el proyecto de liberar a la humanidad como un todo a través de la ciencia y la tecnología. Aclara de esta manera que la actitud posmoderna está siempre inmersa en la moderna, en tanto que la modernidad presupone un salirse de sí misma y resolverse en algo distinto. Así que la posmodernidad siempre ha estado y continuará estando en la modernidad: La postmodernidad no es una época nueva, es la reescritura de ciertas características que la modernidad había querido o pretendido alcanzar, particularmente al fundar su legitimación en la finalidad de la general emancipación de la humanidad.

 El modernismo en tanto deja de ser experiencia crítica que alienta movimientos para convertirse en ideología y culto a lo moderno; donde el déficit de la racionalidad económica y el exceso de legitimación política se transforman en legitimación o de sentido. En las modernas sociedades descentradas los muchos de vida conservan en la comunicación cotidiana “un telos de reconocimiento y entendimiento reciproco”, que es a la vez la posibilidad de acceso a las experiencias y las normas del otro y forma de sociabilidad, reserva de normatividad.

 Barbero menciona que la postmodernidad no significa la negación o el desconocimiento del pasado sino la negación a la nostalgia de la totalidad como unidad, el término “post” que significa el despegue de una sociedad más plural y abierta. Vattimo hace una reflexión radical sobre la crisis de la modernidad y propone una “ontología del declinar” en la que se busca dar cuenta del debilitamiento de la realidad que constituye lo esencial de la experiencia posmoderna. A través del desglosamiento de tres claves: La primera, la secularización del progreso: lo que se manifiesta en una sociedad en la que el progreso se convierte en rutina; la segunda, fin de la utopía de la transparencia: constituye el programa epistemológico de la ilustración su someter toda la realidad social al conocimiento científico, como el ideal político de la transformación radical de la sociedad; la tercera, la sociedad de masas como experiencia declinante de los valores fuerza. Debilitamiento de lo real, debido a la constante mediación y simulación que ejercen las tecnologías, en la dispersión estética y la espectacularización de la política.

“La modernidad en América Latina ha sido y es vista con una cierta esperanza, pero una esperanza revestida de ironía por las promesas incumplidas del proyecto modernizador”2 (Marín Bravo y Jesús Morales).

El programa cultural en este espacio ha tenido dos caminos conectados entre sí, cada uno de ellos con sus propias historias, sus propios desarrollos, sus propios tiempos, sus propios atrasos y retrasos, sus propias aceleraciones, accesos, sistemas, poderes, dominios, etc. Por un lado estaría el camino de la modernización económica y, por el otro, estaría el camino de la modernización política y cultural. En América Latina se ha privilegiado, como venimos señalando, el camino de la modernización económica, pues este proyecto cultural nuevo vinculado a la búsqueda de la trasformación social efectúa fuertes desplazamientos generando hibridaciones entre lo autóctono y lo extranjero, lo popular, lo culto, lo tradicional, lo moderno. Por tanto la cultura que se origina en razón de una modernidad que no termina de configurarse en Latinoamérica y la posmodernidad que aparece en escena presionando sobre tradiciones ritualizadas. A estas culturas que atribuyen recibo de los cruces interculturales generados por las migraciones masivas y las nuevas tecnologías se les llama culturas híbridas.

 Entonces la modernidad plural o modernidades viene a ser un proceso hibrido y disparejo, que se produce en el espacio comprendido entre el pasado clásico todavía usable, un presente técnico todavía indeterminado y un futuro político todavía imprevisible. En tanto la posmodernidad no es una época que se halle después de la modernidad como etapa de la historia.

Para entender la postmodernidad es indispensable aclarar el sentido del prefijo “post”. El “post” de la posmodernidad, a juicio de Gianni Vattimo, es “espacial” antes que “temporal”. Esto quiere decir que estamos sobre la modernidad. La Posmodernidad entonces no es un tiempo concreto ni de la historia ni del pensamiento, sino que es una condición humana determinada, en la condición postmoderna. Lo “post” de los postmodernos no implica de manera alguna y bajo ninguna circunstancia una superación o una negociación. Lo característico de lo postmoderno es que no intenta superar el pasado apuntando siempre hacia lo nuevo (caso concreto de lo moderno), sino sobreponerse del mismo. Asimismo el lugar central ocupado por la ciencia en los nuevos modelos de sociedad su conversión en fuerza productiva central no la convierte en el sustituto del discurso legitimador de la globalidad de los conocimientos.

 Francisco Rodríguez Cascante3, manifiesta que al pensarse la postmodernidad en América Latina, muchos son los elementos que entran en discusión. Tantas son las maneras de valorar el concepto como su misma ambigüedad lo permite: desde un cuestionamiento a la necesidad de trasplantar ideas de otras realidades a las nuestras hasta la implantación del fenómeno como algo propio de nuestro medio. También se ha leído como un irracionalismo filosófico o la dimensión ideológica del neoliberalismo que no tiene otro propósito más que eliminar la energía transformadora de cualquier tipo de revolución, sea burguesa o de carácter socialista. De la perspectiva posmoderna son positivas la aceptación y la celebración de las diferencias étnicas y culturales, tanto como el cuestionamiento y el reconocimiento de la imposición de los modelos culturales europeos, con sus visiones sobre la historia, el progreso, la humanidad en general.

 Por tal motivo, a manera de conclusión se puede decir que en América Latina sí ha habido modernidad junto a procesos de modernización, pero que también se han producido distintos puntos de desencuentro. En este sentido, cabe considerar la modernidad en América Latina como un proyecto inacabado, inconcluso, en el que su programa cultural y político, principalmente, está por materializarse de forma plena, asimismo podemos agregar que la postmodernidad viene a reordenar las relaciones de la modernidad con las tradiciones, asumiendo la heterogeneidad social. 

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1.- Jean François Lyotard  / Reescribir la modernidad
http://www.kepabilbao.com/files/modernidad/modernidad2.html

2.- Álvaro Marín Bravo y Juan Jesús Morales Martín / MODERNIDAD Y MODERNIZACIÓN EN AMÉRICA LATINA: UNA AVENTURA INACABADA

3.- Francisco Rodríguez Cascante / Hibridación y heterogeneidad en la modernidad latinoamericana: la perspectiva de los estudios culturales

http://www.unistrada.it/docenti/3/MaterialeDidattico/2012/3/Rodriguez%20Cascante%20Hibridacion%20y%20heterogeneidad%20.pdf

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CIUDADANOS EN ACCIÓN !!

Modernus- interruptus: las otras "ideas" del desarrollo

Sandro Velarde analiza el problema bajo una mirada histórica, tratando de esclarecer los momentos en que emergen los modelos de desarrollo y los contextos en que fueron aplicados, un compendio donde analiza los problemas enfrentados, para posteriormente tratar de ofrecer una definición del desarrollo respecto a la globalización económica y mundialización cultural. Además habla sobre la pertinencia y el sentido de la teoría de la comunicación en un mundo en el que la globalización “reconvierte” sus medios, dentro del proceso industrial y mercadológico, al mismo tiempo que entra con fiebre en la carrera de las innovaciones tecnológicas. 

 La segunda guerra mundial y el triunfo de los EE.UU demarco el inicio de un nuevo orden económico, consolidándose de esta manera la victoria del derroche en cuanto a la sobreproducción de bienes y servicios y el aumento del consumo masivo, otorgándoles confort y comodidad, respecto a quienes tenían una baja calidad de vida, o como ellos les llamaban los países subdesarrollados. Irónicamente y bajo un muy buen perpetrado actuar estos países eran los que les permitían extender su economía, mientras que ellos bajo argumentos de la solidaridad y la política del buen servicio, se enmarañaba una “batalla ideológica”, buscando impedir que estos sucumbieran al socialismo, en tanto ello se frenaba con la asistencia económica lo que a cambio demarcaba modos de alcanzar el desarrollo. Este paradigma debía extenderse desde centros urbanos hasta áreas atrasadas como lo eran las zonas rurales. Es así como la incorporación de aquellas innovaciones tecnológicas, extensión de capacidades y organización social podrían transformar las sociedades arcaicas en sociedades modernas. La visión de desarrollo estaba en función de los logros materiales, técnicos e industriales.

 “De un lado, la globalización fabula el proceso avasallador del mercado, un proceso que al mismo tiempo que uniforma el planeta profundiza las diferencias locales desuniéndolo cada día más. De ahí la perversidad sistémica que implica y produce el aumento de la pobreza y la desigualdad (…) en los continentes no más pobres sino más saqueados. Pero la globalización representa también un conjunto extraordinario de posibilidades, cambios ahora posibles que se apoyan en hechos radicalmente nuevos entre los que sobresalen dos: uno, la enorme y densa mezcla de pueblos, razas, culturas y gustos que se producen hoy (…) en todos los continentes; una mezcla posible sólo en la medida en que emergen con mucha fuerza cosmovisiones otras que ponen en crisis la hegemonía del racionalismo occidental. Y el otro, unas nuevas tecnologías que están siendo crecientemente apropiadas por grupos de los sectores subalternos posibilitándoles una verdadera “revancha sociocultural”, esto es, la construcción de una contra-hegemonía a lo largo y ancho del mundo” (Barbero, 1991)1. 

 El investigador Wildbur Schramm propone condiciones para integrar el proceso comunicativo al desarrollo; considerando los medios y la comunicación como recursos para incorporar modelos de sociedad funcionales al sistema dominantes, a través de la preparación y capacitación de las mismas para enfrentar la nueva sociedad y dar cara al desarrollo. En efecto la comunicación es interpretada como la generación y difusión de innovaciones dependientes de las condiciones socioeconómicas y políticas. Ante ello se propone un Nuevo Orden Mundial de la Información y la comunicación (NOMIC), teniendo como propósito equilibrar los flujos globales de información y Comunicación, eliminado las desigualdades y desequilibrios en materia informativa y comunicacional. 

 Es así como se plantea la democratización de la comunicación, esta propuesta sirve para la UNESCO como plataforma para su debate y confrontación entre quienes pretendían perpetuar el régimen injusto, monopolista y conservador de la comunicación y quienes pretendían cambiarlo al servicio del pueblo, así como de una valida reforma en la sociedad y la economía. En este horizonte se busca la inclusión de los protagonistas del desarrollo, desde su propia diversidad permitiendo el transito del desarrollo en la que los procesos de construcción, produccion simbólica y el sentido de los actores consideren los simbolismos, las prácticas culturales y las disgregaciones de la vida diaria del ciudadano. Martín Serrano “Se refiere a la producción de comunicación como proceso social de que se tiene que realizar para que el cambio en el entorno no comprometa la continuidad del sistemas. Esas prácticas comunicativas han de introducir (…) una explicación de lo que sucede porque lo que acontece y afecta a la comunidad puede ser interpretado de tantas maneras como sujetos existan “2.

La intervención de la brecha digital, redoblo y acentuó la desigualdad entre pobres y ricos, asimismo la explosión de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (Tic´s) ha creado una nueva dominación en el ámbito de la llamada Sociedad de la Información, esta dualidad esta traducida en lo que se le conoce como países conectados y los no conectados, refiriéndose a quienes tienen acceso a las nuevas tecnologías y al desarrollo, y los que están condenados al “desenchufe”, la pobreza y la marginación. 

 Hace falta mirar la comunicación desde donde se la produce y se le otorga sentido, pues de ella es la fuente suprema que posibilita el accionar y construcción de una comunicación de desarrollo participativa “dialógica”; por otro lado la comunicación permite dar cuenta de las multiples y variadas formas comunicativas que se presentan para articularlas al desarrollo. 

 Nuestra sociedad enfrenta nuevos transcursos de desarrollo en cuanto a la generación de procesos de participación para la toma de decisiones y el rumbo que debemos tomas conforme se haga más notorio el desarrollo. La búsqueda de una globalización justa debe sustentarse en los pilares, interdependientes y que se refuerzan mutuamente, del desarrollo económico y social. 

Es así que podemos ver entonces que los procesos de desarrollo en base a un determinismo tecnológico no son suficientes para el logro de los objetivos de desarrollo, se necesita del fomento de procesos sociales, políticos, económicos y culturales; por otro lado se debe comprender la comunicación ya no para el desarrollo sino la acción comunicativa de desarrollo. Entonces es necesario comprender las diferentes prácticas comunicativas y los procesos de construcción de identidades para atender y enfrentar el proceso de desarrollo, aprovechando al máximo los recursos técnicos, financieros y humanos para participar activamente de las promesas del mundo informatizado.

1.- Pensar la sociedad desde la comunicación - Jesús Martín-Barbero

2.- "La producción social de comunicación" de Manuel Martín Serrano


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Comunicación participativa: ¿EL NUEVO PARADIGMA?



La comunicación participativa como nuevo paradigma; Jean Servaes y Patchanec en su artículo analiza las diferencias cuantitativas observables entre sociedades modernas y tradicionales, pues hasta la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) se hablaba de la evolución de los países más bien en términos de avance desde el "atraso", caracterizado por la "primitividad" y la miseria con sus penosas secuelas, hasta el "progreso", caracterizado por la "civilización" y la prosperidad que traía aparejado el bienestar. Sólo un puñado de países, en su mayoría americanos del norte y europeos, se hallaban entonces en situación de progreso y, por lo general, se suponía que los demás países también irían llegando hasta tal estado. Asimismo realiza una crítica respecto al desarrollo; lo cual analiza en dos paradigmas: la del enfoque de la dependencia bajo una visión principalmente económica y la nueva visión del desarrollo y cambio social. Además de su interdependencia y a la vez proyecta la asunción de que no existen países o comunidades que funcionen de manera completamente autónoma , cada sociedad es dependiente de alguna manera, ya sea en su forma, estudio de su centro y periferia (comunidades); o en su grado sea tanto a nivel global, nacional y local.

Los autores tomando en cuenta las consideraciones de diversos enfoques y perspectivas pretenden demostrar que se requiere de la inmersión del cambio a nivel de sociedad para alcanzar el desarrollo, que debe ser estructural, originándose en múltiples niveles para conseguir tales cambios, es así como se habla de los cambios “bottom-up”, o el autodesarrollo de la comunidad local.

El desarrollo será acelerado a través del involucramiento activo en el proceso mismo de comunicación, si bien es cierto este proceso fue concebido en primera instancia años 50 y 60  con una visión jerárquica resumida en la forma clásica de Laswell (5 Ws) aquel modelo que consideraba al proceso de comunicación sencillamente como un mensaje dirigido por un emisor hacia un receptor. Desde los años 70, la comunicación se ha centrado más en el receptor y el mensaje; como resultado el enfoque ha cambiado desde el ‘comunicador’ hacia una orientación más centrada en el receptor, lo cual trae como consecuencia un énfasis sobre el intercambio del significado y sobre la significación del proceso de comunicación; referida a las relaciones sociales creadas por la comunicación y las instituciones, así como del contexto que resultan de estas relaciones.

Beltrán Salmón, en un documento presentado al III Congreso Panamericano de la Comunicación en el que analiza el contexto comunicacional a partir de la problemática de la Comunicación para el Desarrollo de la Sociedad de la Información1, habla de un modelo de comunicación como diálogo o participativo, a partir de procesos de participación y capacidad de negociación entre los diversos actores a nivel: internacional, nacional, local, individual, así como la producción, intercambio y negociación de sentidos en la vida social.
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Hoy, a la sociedad ya no se le puede negar el acceso a la participación en los procesos de comunicación por falta de habilidades comunicativas y técnicas, puesto que como manifiesta Jan Servaes & Patchanee en su escrito  ha habido un mejoramiento notable de la habilidad de la gente en manejar y utilizar los medios de comunicación. Pero no debemos desatender que el “mundo actual” se enfrenta a una crisis multifacética aparte de la crisis económica y financiera se distingue una crisis social, ideológica, moral, política, étnicas, ecológicas, entre otros aspectos. En esta línea hablamos de aspectos que están presentes a nivel de las comunicaciones y de la cultura; dicho en otras palabras se habla de una perspectiva de dependencia debido a la interdependencia de creciente de las regiones, naciones y comunidades en nuestro mundo globalizado.
La comunicación participativa permite que incluso personas pertenecientes a distintos grupos sociales dentro de una comunidad intercambien información e ideas de un modo positivo y productivo. Este diálogo se enriquece cuando esas personas comprenden hasta qué punto les afectan las cuestiones relacionadas con el desarrollo, conocen lo que piensan en otras comunidades y ven lo que éstas han conseguido.

Entonces lo que se requiere ahora es la intervención del comunicador, de su actuar imaginativo, preparación y ardua labor para alcanzar un aprendizaje dialogal; buscando que la comunicación prospere y pase a un progreso sostenible, favoreciendo la difusión de una comunicación participativa. Gloria Huarcaya menciona que promover e impulsar el desarrollo es una  tarea compleja. “No bastan buenas intenciones, aplicación de tecnología avanzada, conocimientos especializados (…); lo primordial es que el grupo humano beneficiario se involucre en un proceso de cambio, que le permita alcanzar una mejor calidad de vida” 2

Actualmente se reconoce cada vez más la naturaleza interactiva de la comunicación, y se considera a partir de dos sentidos interactiva y participativa más que lineal; es así que el papel de los comunicadores dentro de la comunicación para el desarrollo es promover espacios de diálogo, de participación, donde la comunidad pueda abrigar las experiencias nuevas y poder hacer suya los nuevos productos culturales y los comunicadores estar ahí para facilitar el proceso.

Este modelo participativo acentúa la importancia de la identidad cultural de las comunidades y la democratización y participación de todos los niveles (internacional, nacional, local e individual), ya que interviene en el proceso de la toma de decisiones. Asimismo la forma más desarrollada de participación  abarca las ideas de acceso (uso de los medios a favor del servicio público), participación (involucramiento público en los sistemas de comunicación) y la auto-gestión (el público ejerce el poder en la toma de decisión de la empresa sea en su política o en los planes de comunicación); la UNESCO (1970), articula en los debates uno de los enfoques (autogestión) lo que se traduce en el derecho de participación en la planificación y la producción de los contenidos. La visión limitada sobre comunicación masiva  está limitada al momento en que se toman las decisiones  y la disonancia cognitiva entre si aceptarlas o no, por tanto la influencia personal queda mostrada.

Por todo ello se debe reconocer, los medios de expresión de la comunidad y no para la comunidad. “La “comunicación de desarrollo” es la creación, gracias a la influencia de los medios de comunicación masiva, de una atmósfera pública favorable al cambio que se considera indispensable para lograr la modernización de sociedades tradicionales mediante el adelanto tecnológico, el crecimiento económico y el progreso material (BELTRÁN, 2005).

Clarisa Ramos, afirma que existe una necesidad en las sociedades modernas de retornar a lo comunitario (..),como respuesta a las frustraciones que genera una sociedad moderna donde no se llegan a satisfacer las necesidades básicas y que aun cuando éstas se satisfacen se crean otras nuevas necesidades vinculadas incluso a aspectos inmateriales.3

Entonces urge visualizar los medios comunitarios como oportunidad en los que la comunidad participa, como planificadores, productores y actores; un  acceso, para su información, educación, entretenimiento.

Por tanto queda visto que no solo se requiere cambios en la forma de pensar, sino también de interrelacionar los medios de comunicación en el contexto de desarrollo; generalmente utilizados para sostener iniciativas por medio de la diseminación del mensaje que instan al público a apoyar proyectos dirigidos hacia el desarrollo. A ello se involucra un cambio estructural en cuanto a la re-distribución del poder que habilite a los ciudadanos a emanciparse completamente, porque este es un planteamiento  que va más allá de un derecho y la libertad de comunicar; como lo dijera Jean Servaes y Patchanec, deben ser enfocados desde una perspectiva triple. Primero, es necesario que el público participe efectivamente en el campo de la comunicación; segundo, se necesita diseñar un marco dentro del cual esto se pueda hacer, y, tercero, los medios deben gozar de autonomía profesional y no estar sujetos a presiones económicas, políticas u otras.  

Entonces solo así se promulgara el nuevo paradigma; traducido en la participación más allá del derecho a estar informado y de comunicar; sino de que los medios transporten a la comunidad a una faceta en el que se encuentre inmersa en el proceso de planificación, emancipación y liberación, lo que producirá su legitimidad.

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1- El comunicador para el desarrollo y el cambio social. Apuntes para la construcción de un perfil   http://udep.edu.pe/comunicacion/rcom/pdf/2006/Art020-039.pdf

2 - Documento presentado a lIII CONGRESO PANAMERICANO DE LA COMUNICACIÓN: Problemática de la Comunicación para el Desarrollo en el contexto de la Sociedad de la Información - Luis Ramiro Beltrán Salmón.

3- ENFOQUE COMUNITARIO,MODERNIDAD Y POSTMODERNIDAD.
ELTRABAJO SOCIAL CON LA COMUNIDAD EN TIEMPOS DE LA GLOBALIZACIÓN / CLARISA RAMOS FEIJÓO

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MOVIMIENTOS SOCIALES Y COMUNICACIÓN

----- LIBROS: 

1. Metodología para la Elaboración de Estrategias de Desarrollo Local 2.- El futuro de la comunicación : redes, medios y poder. 3.- Democratización, rendición de cuentas y sociedad civil: participación 4. "La estructura ausente" 5.- Trazos de una otra comunicación en América Latina 6. Medios de comunicación social para una sociedad global.